México. Mujeres asesinadas al pie de la cruz

Casi todos los mexicanos adultos estamos familiarizamos con los Evangelios. Incluso entre los no creyentes, la historia del nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesucristo es bien conocida. Es prácticamente imposible ser mexicano sin haber participado en la construcción de un nacimiento de barro en Navidad, o al menos haber visto uno; o bien, en las procesiones, misas y celebraciones de la Semana Santa.

Tenemos la idea de la antigua Jerusalem como una ciudad violenta, con gobernantes y autoridades eclesiales corruptas, ya que todos se sumaron para ejecutar a un gran profeta (hijo de Dios mismo para los cristianos), quien se atrevía a desafiar a la autoridad y le señalaba públicamente su profunda corrupción, mientras invitaba a sus oyentes a que se transformaran y dejaran todo lo superfluo con tal de seguirlo a Él para entrar al “reino de Dios” en esta tierra.

Esas crueles autoridades judías asesinaron a Jesús; y en nuestra mente están grabadas las imágenes de María y otras mujeres llorando a los pies de la cruz, con su indescriptible dolor a cuestas.

En México, esta escena se ha hecho cotidiana, y los hechos que en esta desgarradora narración bíblica se narran, han sido rebasados muchas veces.

Se acaba de cometer un crimen más que lo demuestra: A la vista de los transeúntes fue arteramente asesinada una madre inocente, cuyo único pecado fue amar a su hijo desparecido y buscarlo. En Sinaloa acaban de ejecutar a Sandra Luz Hernández, madre y luchadora por los Derechos Humanos, quien tenía dos años peleando por encontrar a su hijo.

Temo mucho que nuestro país se ha convertido en uno de los más corruptos y violentos de este planeta. Estamos mucho peor que la antigua Palestina, ya que aquí no sólo se ejecuta a jóvenes inocentes, sino que los desaparecen, dejando en la desesperación a sus madres, quienes no pueden ni siquiera darles sepultura.

Mientras Enrique Peña Nieto presume en medios de comunicación extranjeros ser el “Salvador de México”, nuestro país sufre la total descomposición social. Aquí no sólo son sacrificados y desparecidos cientos, miles de jóvenes, hombres y mujeres, sino que -continuando con el paralelo con los Evangelios-, podemos decir que a plena luz del día se asesina a las mujeres que lloran al pie de la cruz, a las madres dolientes que salen a pelear por el elemental derecho de que la justicia mexicana encuentre a sus hijos, ya que esa es la función primordial de cualquier gobierno del mundo: velar por la seguridad de los ciudadanos, y en caso de fallar, al menos encontrarlos y llevar a la justicia a los homicidas.

En Nuevo León, mi estado, tengo el privilegio de conocer a varias de las madres integrantes de FUNDENL, Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, lo que me ha sensibilizado sobre esta dura realidad, y por lo cual, el caso de Sandra Luz me ocupa y preocupa profundamente. Me pregunto ante tan atroz hecho: ¿Cuál es el riesgo que corren estas valientes mujeres al demandar inútilmente ante a autoridades de la Procuraduría de Justicia estatal que encuentren a sus hijos? ¿Acaso no está en riesgo también su vida? ¿No debería el gobierno no sólo encontrar a sus hijos, sino también protegerlas con medidas cautelares?

México vive y padece una catástrofe humanitaria, no sólo por los índices de pobreza, si no por las injusticias, la impunidad y la violencia. Tenemos más de 80 mil muertos que dejó la guerra del sexenio de Felipe Calderón; cifra que está siendo superada por el gobierno de Peña Nieto, si tomamos en cuenta que se contabilizaron más de 19 mil ejecuciones, sólo en el primer año de su mandato. A esto se suma la tragedia de la existencia de más de 28 mil desaparecidos.

A través de las noticias oficiales y oficiosas, pareciera que los incidentes de violencia son sólo eso, “incidentes”, y no una oleada de fuerzas encontradas en pugna, prácticamente una guerra civil en ausencia del estado de derecho.

Si a los norteamericanos se le mueren en las Torres Gemelas más de tres mil ciudadanos, eso es suficientes para llamar a pelear una guerra en el extranjero y alterar los códigos de seguridad en los aeropuertos para el resto de nuestros días; pero si se ejecuta a una madre de un desaparecido en una emboscada con quince balazos y ante la vista de testigos, aquí en México no pasa nada, aunque su muerte sea la número 100,001. Ya ni siquiera quieren contar ni darnos cifras.

A diferencia de las de la Palestina bíblica, nuestras “Vírgenes Marías” y nuestras “mujeres dolientes”, no reciben ni siquiera el respeto a su dolor de madres y son ejecutadas por cobardes anónimos.

Exijamos a las autoridades federales y del estado de Sinaloa el esclarecimiento de este horrendo crimen; y a todos los ciudadanos conscientes y hartos de la violencia e impunidad, los invito a involucrarse y solidarizarse con las madres de los desaparecidos. Son mujeres que están muy solas y necesitan de nuestro apoyo, pues no conocen de dónde vino la orden de desaparición, por lo que claman en el desierto por encontrar a sus hijos. Hoy como Sandra Luz, pueden terminar como las próximas víctimas.

¿Ni por nuestros hijos nos quieren dejar pelear?

¿Quién ordenó ese asesinato? ¿Quién lo ejecutó? ¿Por qué una madre les estorbaba tanto? ¿A base de balazos nos quieren callar, cuando lo único que se pide en México es justicia?

Cobardes, que en vez de enfrentarla con argumentos, le tienen miedo a la voz de una mujer indignada.

Alcemos nuestra voz, y por lo menos a través de esta herramienta de las redes sociales, hagamos saber a las autoridades que estamos indignados y que exigimos que se haga justicia a Sandra Luz. Que por lo menos sepan que estamos hartos.

Les dejo una nota en video que sobre el tema hizo Carmen Aristegui, y a todos ustedes hago la súplica de que escriban vía Twitter y Facebook, usando siempre el hashtag ‪#‎SandraLuz‬, a los funcionarios públicos cuyas direcciones les comparto más abajo: Liga

Muchas gracias por su atención y por su cooperación en esta causa.

Saludos solidarios,
Cristina Sada Salinas.

ESCRIBIR A:

Enrique Peña Nieto

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Presidencia de la República:

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Secretario de Gobernación, Miguel A. Osorio Chong:

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Secretaría de Gobernación:

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Gobernador del Estado de Sinaloa, Mario López Valdez:

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Gobierno del Estado de Sinaloa:

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