Abriéndose el año 2021 seguía sin cesar la lucha por la justicia en mi caso. Pese a las denuncias formalizadas en marzo de 2019, habían intereses inconfesables que haciendo maromas y utilizando palabras melifluas apostaban por enmudecer la denuncia presentada contra el sacerdote Juan Huerta Ibarra por la comisión de abusos sexuales que ejerció en mi contra cuando yo tenía apenas 13 años de edad.
Sin embargo, como bien reza un adagio, “lo que viene conviene”, y este tiempo lo aproveché para procurar las pruebas necesarias y presentarlas en aras de demostrar la culpabilidad de la persona que acuso.
En marzo se dio inicio al proceso formal ante el Tribunal Canónico de México; días de paz, otros de ansiedad; a veces un tanto tosco, otras veces con tono socarrón, preguntaba e insistía por mi caso. Los jueces canónicos conocen de todos estos sentimientos; no es esto un juicio para exigir el pago de un pagaré, sino la enmienda ante el escalofriante daño que ocasiona el apoderamiento de un cuerpo, bajo engaño y con la saña más pérfida de satisfacer los parasitarios deseos sexuales.
Mi enojo es con justo encono, así que decidí para mi vida no enmudecer, no temblequear antes las verdades que defiendo, no permitir que otros decidan por mí, aunque esto tenga algún costo.
En julio tuve la oportunidad de venir a México, traído por Spes Viva A.C., una organización presidida por la señora Cristina Sada Salinas que defiende y pregona los Derechos de la Infancia. Tras bastidores Spes Viva A.C., tiene personas de buen corazón que a pesar de poder hacer miles de cosas en otros espacios para su propio beneficio, se decantan por darle voz a los silenciados y como dice el evangelio, “recibir a un niño en el nombre de Jesús”.
En este 10 de diciembre en que se celebra el Día de los Derechos Humanos, y ante un nuevo año que se avecina y nos trae nuevos retos, y por supuesto nuevas oportunidades, hago votos para que estas oportunidades se manifiesten en la promoción y protección de los Derechos de la Infancia, y también en mi deseo por resignificar mi historia de vida.
Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.