Por Cristina Sada Salinas
Desde que empecé a tener un foro público en mi campaña al Senado en 2012, me manifesté abiertamente en contra de la penalización de las mujeres que se ven orilladas a abortar. No estoy a favor del aborto como práctica, pero tampoco estoy a favor de criminalizar a las mujeres que por múltiples circunstancias tienen que recurrir a esta dolorosa y extrema decisión. Eso dije en aquel entonces y eso sostengo hasta hoy. Apoyo y no condena es lo que como sociedad pudiéramos darles por humanismo y compasión.
Por eso es que veo con simpatía la lucha feminista en general y apoyo a los movimientos que pelean por la reivindicación de los derechos de las mujeres. Sin embargo, al ver los videos de las protestas del día de ayer durante el “Día de acción global por el aborto legal”, no puedo más que rechazar la violencia desplegada por los grupos feministas que, usando martillos, bombas molotov y otros objetos, atacaron brutalmente a las mujeres policías asignadas a cuidar el orden de las manifestaciones.
36 de las policías resultaron lesionadas, lo cual no sólo es inaceptable, sino criminal.
¿Qué podemos esperar de un movimiento que condena la violencia machista al mismo tiempo que copia exactamente esa violencia patriarcal contra la que dicen luchar?
¿Qué podemos esperar de ese movimiento feminista específico, que prende fuego y causa fracturas a humildes mujeres policías que dignamente se ganan el pan y solamente cumplían con su deber de mantener el orden?
¿Qué hubiera pasado si este contingente feminista hubiera llegado al zócalo, ahora ocupado por personas que se oponen al aborto legal, sin importar las condiciones en las que se llegó al embarazo incluyendo la violación?
¿Qué confrontaciones hubieran surgido entre estas feministas violentas y el odio instalado por el movimiento FRENAAA contra este tipo de movimientos y sus demandas?
Las mujeres, tras décadas de luchas pacíficas y dentro de la ley, hemos avanzado mucho en ganar nuevos espacios en la sociedad y en conquistar derechos. Rechacemos estas prácticas patriarcales de parte de un feminismo que al usar la violencia, sólo nos puede llevar a un retroceso en cuanto a esos espacios y derechos que tanto han costado ganar.
Estoy de acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador: los cambios sociales duraderos y de fondo sólo se pueden conseguir con métodos pacíficos, aunque sea un camino más difícil y largo.
No a cualquier forma de violencia, ya sea verbal, mental o física.
Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.
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