Año aciago y banderas de esperanza

 12/29/2014 - 15:20

Estimados amigos y amigas:

 

Espero que la vorágine de la temporada de Navidad se haya calmado, y hoy puedan tener tiempo para leer estas líneas de mi amigo y prologuista de mi libro Perfume y pólvora, el sacerdote Raúl Lugo.

 

En esta columna él hace un trágico recuento de los acontecimientos de este año 2014, a la vez que nos comparte las señales de esperanza que alcanza a vislumbrar en medio de la penumbra que se cierne sobre nuestro país.

 

Les deseo que despidan el año reflexionando no sólo sobre el rumbo de su vida, con sus logros o pérdidas, sino que reconozcan el lugar y la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de este convulsionado país.

 

¿De qué manera podemos coadyuvar a que la forma de gobierno y las estructuras sociales se modifiquen para que tomenos el camino de vida y no de muerte, y así nos acerquemos a la paz, la justicia y la reconciliación nacional?

 

Una tarea titánica, mas no imposible.

 

Mis deseos son que ante tanta injusticia, el pueblo sufriente exija el fin de esta nefasta forma de gobierno a través de la resistencia civil pacífica.

 

La iglesia ya tiene a un mártir, el padre Goyo de Guerrero. Esperemos que al menos su lamentable asesinato lleve a elevar la exigencia hacia el gobierno mexicano de parte de esta poderosa institución, para encontrar a los culpables de la muerte, no sólo de este ministro, sino de la muerte y desaparición de las miles de víctimas en nuestro territorio.

 

Les deseo un año de encuentro con la paz interior así como con la fuerza y determinación para cambiar aquello que necesita ser modificado.

 

Juntos somos más poderosos. Confiemos y busquemos cómo unirnos, mientras luchamos con nuestros demonios internos y externos. Confío en que estamos hechos de Luz interior, y por lo tanto, que las batallas pueden ser ganadas.

 

Enhorabuena.

 

Cristina Sada Salinas

 

 

Año aciago y banderas de esperanza

 

Por Raúl Lugo

 

29 de diciembre 2014

 

El adjetivo es definido así por la Academia Española: Infausto, infeliz, desgraciado, de mal agüero. Así ha sido el año que va terminando para nuestro país. Como acumulación de catástrofes se han sucedido a lo largo de los meses de 2014 desapariciones, asesinatos, persecuciones, impunidad, corrupción de las autoridades, venalidad de los partidos políticos (de todos), represión, crecimiento de la violencia delincuencial (la de las bandas y la de los gobiernos), la venta de los recursos del país al mejor postor, Tlatlaya, Ayotzinapa… un cuento de nunca acabar que ha dejado al desnudo la desaparición del Estado, la frustración definitiva de esta forma de partidocracia mal nacida y del sistema capitalista que la ha engendrado.

 

Hemos perdido el rumbo. Da vergüenza que nuestro país sea hoy internacionalmente conocido como la patria donde desaparecen los jóvenes, donde se asesina a estudiantes y mujeres, donde se reprime el derecho a la protesta, donde la corrupción galopa al lado del crecimiento de la pobreza. Un país a la deriva.

 

Pero llega el fin de año. Y en la evaluación de haber y deber surgen otras realidades que, por no mirar hondo, pueden pasarnos desapercibidas. Hay un cus cus de esperanza, surgido seguramente de mi fe cristiana, que se niega a creer que todo esté perdido o que la violencia, ese monstruo grande que pisa fuerte (Gieco dixit), sea la única vía de salida.

 

Así que ondearé aquí mis dos banderas de esperanza. No son esperanzas menores, sino promesas de una reconstrucción que impida la permanencia de la barbarie que se ha establecido en esta patria en jirones.

 

Mi primera bandera de esperanza es el Primer Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el Capitalismo, convocado y organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y por el Congreso Nacional Indígena. “Donde los de arriba destruyen, los de abajo reconstruimos” reza el lema del encuentro. Saludo desde este rincón del ciberespacio esta reunión concebida para fortalecer la convicción de que el capitalismo no es invencible. Que se puede vivir de otra manera, sometiendo las ansias de lucro y la codicia a las necesidades que brotan de la fraternidad universal. Pueblos, tribus y naciones que viven y sobreviven en esta geografía de los de abajo se reunirán en un gigantesco intercambio de experiencias con las comunidades zapatistas, para que todos los proyectos autonómicos se fortalezcan entre sí. “Nuestros pueblos que somos del maíz al compartir con ustedes seremos como la milpa que florece, para fortalecernos en nuestras resistencias y cuidar a nuestra madre tierra en este nuevo caminar que queremos compartir” dicen en la invitación. Desde este rincón de letras y teclas, yo los saludo.

 

La segunda bandera es de reto, además de esperanza. Se trata de la iniciativa de convocar una Nueva Constituyente Ciudadana que rehaga este país desde la voz y la participación de todos sus ciudadanos y ciudadanas. Esta convocatoria, que se dará a conocer en detalle el próximo 5 de febrero de 2015, es fuente ya de una gran esperanza. Se trata de rehacer el esqueleto que sostiene a nuestro país. Un camino largo de reconstitución de nuestra dignidad, de tomar entre todas y todos las opciones que nos hagan un país viable, asentado en las necesidades más urgentes de los pobres, promotor del diálogo y de la conciliación de nuestras diferencias, sin convertirlas en una uniformidad asfixiante. Un camino que nos obligará a mirarnos entre todos y juntos mirar en dirección de la justicia y la felicidad que merecemos. Ruta que es ya puerto, hacia un país en armonía con la dignidad de sus habitantes.

 

Acaso de la manera como ondeen estas dos banderas dependerá la posibilidad cierta de bordear el peligroso precipicio al que nos hemos asomado, con su dolorosa profundidad, en el año que termina. Son caminos que pueden conducir a un cambo auténtico, ese que no ha sido capaz de darnos el interminable proceso de elecciones que han convertido al país en rehén de los intereses de los partidos. No más elecciones: vamos por todo, por la reconstrucción de la patria.

 

Feliz y combativo año 2015 a las cinco lectoras de esta columna y a sus familias.

 

 

TEXTO TOMADO DEL SITIO IGLESIA Y SOCIEDAD: liga

Imagen de cristinasc
Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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