Elecciones y libertad de expresión

 06/07/2016 - 15:25

Queridos amigas y amigos:

 

 

Ayer visitó nuestra ciudad la gran escritora, periodista y activista Elena Poniatowska, para inaugurar en la UANL una cátedra de periodismo que lleva su nombre. Al hacer uso de la palabra presentó un recuento de los grandes periodistas mexicanos, y al momento en que mencionó a Carmen Aristegui se escuchó un estruendoso aplauso que avaló las palabras de nuestra visitante al subrayar que Carmen es sin duda, la mejor periodista de México.

 

A la luz del Día de la Libertad de Expresión que hoy se conmemora, ¿qué significan las elecciones del domingo pasado en las que el PRI, a pesar de ocupar la presidencia de la república con su sólida maquinaria peñanietista de compra de votos, ganó menos gubernaturas que el PAN?

 

El monstruo opresor que regresó en 2012 comienza a mostrar que en realidad no es más que una especie de Mago de Oz, quien con un disfraz de autoritarismo quiere ocultar su debilidad, lo cual no impide la existencia de una sociedad civil que, sin bien pareciera apática y desinformada, sigue produciendo patriotas, mujeres y hombres, que aman a México y eligen jugarse la vida por exponer la verdad gritando que “el rey va desnudo”, mostrando con valentía que toda la propaganda de televisoras y medios de información masiva no es más que mentiras y paja. En México sigue viva la llama de la esperanza.

 

A pesar de los asesinatos de cerca de cien periodistas en los últimos 15 años (liga) y la burda represión en su contra desde los tres niveles de gobierno, el trabajo de estos héroes modernos no ceja en su afán por informarnos, lo cual, sin duda alguna influye directamente en la toma de decisión de muchos mexicanos. Tan es así que el Wall Street Jornal mencionó que los escándalos de corrupción en el gabinete de Peña, como el de la “Casa Blanca” y el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, entre otros, influyeron en la debalce del priismo (nota).

 

Si bien la opción ciudadana por el PAN en estas elecciones no significa mucho más que cambiar el color rojo por azul —al igual que cuando en Nuevo León elegimos al primer gobierno “independiente” de la república—, queda claro que la ciudadanía buscó castigar a quien, gracias al periodismo libre y de investigación, considera corrupto e hipócrita.

 

Jenaro Villamil resume de esta forma los resultados electorales del domingo:

 

 

Fueron derrotados los gobernadores-gorilas más representativos de estos últimos seis años (Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge); perdió la estrategia de la “guerra sucia” electoral que no inhibió el voto ni generó un sufragio del miedo (especialmente en Veracruz y Tamaulipas); fueron derrotados los medios locales y nacionales más corrompidos, acostumbrados a mercantilizar la información y las encuestas; fue derrotada una generación de mandatarios que llegaron en 2010 con el “modelo peñista” en la cabeza. (liga)

 

 

 

¿De quién es el mérito de esta estrepitosa caída del PRI?

 

De las y los periodistas de la talla de Carmen Aristegui, Elena Poniatowska, Diego Enrique Osorno, Anabel Hernández, Témoris Grecko, Lidya Cacho, Jenaro Villamil, y una muy larga lista de mujeres y hombres, informadores libres, quienes junto a activistas y defensores de los Derechos Humanos toman postura y se atreven a investigar, exponer y denunciar a los vendepatrias. Ellas y ellos son la esperanza de que un día el pueblo de México diga: ¡Ya basta!

 

El tigre ha estado dormido, pero comienza su despertar.

 

Tal vez muchos de nosotros no alcancemos a ver ese despertar, pero el haber presenciado ayer entre nuestros jóvenes ese gran entusiasmo ante la figura de doña Elena Poniatowska renueva mi esperanza de que las semillas sembradas por nuestros valientes y honestos periodistas no han caído en tierra infértil.

 

Será asesinados algunos, pero siempre habrá quien esté dispuesto a tomar el lugar del caído. Esta guerra por la verdad y la justicia en México no acabará jamás. La matanza del 2 de octubre de 1968 seguirá viva mientras exista memoria colectiva. Esa represión que pretendió ser escondida por el comunicador del sistema, Jacobo Zabludovsky, fue expuesta con maestría por la gran Elena en su obra “La noche de Tlatelolco”, documento fundamental para entender la lucha por la incipiente democracia mexicana.

 

En este siglo XXI, gracias al acceso de la ciudadanía de todos los estratos sociales a Internet, los crímenes y la descarada corrupción de la jauría política nacional no quedan ocultos, y por lo tanto, indignan a una sociedad que comienza a darse cuenta de que con organización y resistencia puede cambiar la realidad y el destino del país.

 

El enemigo es poderoso, pero es minoría. Nosotros somos muchos más.

 

No dejemos solos a las y los periodistas honestos, inteligentes y valientes. No todos podemos dedicar nuestra vida al trabajo de investigación; no todos tenemos la capacidad, preparación ni el valor de quienes siguen la vocación periodística; pero lo que sí podemos hacer es compartir la información que ellos nos ofrecen, organizarnos como sociedad civil y usar como arma de lucha pacífica, por muy modestos que sean nuestros alcances, la verdad que ellos nos dan ya digerida.

 

¡Viva la libertad de expresión! ¡Vivamos libres y sin cadenas! ¡Viva México!

 

Cristina Sada Salinas

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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