EN MEDIO DE PRESIONES DE ARZOBISPO, MUERE SACERDOTE QUE DENUNCIÓ A PEDERASTA

 12/28/2017 - 06:13

En febrero de 2016, gracias al trabajo periodístico de Julio Hernández López (video), me enteré de que en Oaxaca había un grupo de diez sacerdotes que eran perseguidos por las autoridades de su propia iglesia, como represalia por haber denunciado a uno de sus compañeros, Gerardo Silvestre Hernández, señalado como responsable de múltiples actos de pederastia contra niños indígenas.

De inmediato me puse en contacto con el padre Manuel Arias (mediante las gestiones del periodista Diego Enrique Osorno), figura más destacada de ese grupo, y una semana después de conocer el caso me encontré reunida con ocho de esos diez valientes hombres de fe en la parroquia de San Francisco Telixtlahuaca, Oaxaca, a cargo del padre Miguel Ángel Morelos García. Durante más de cuatro horas los escuché y me indigné al enterarme de que se calculaba en alrededor de cien la cantidad de niños víctimas de Silvestre.

De esa reunión salí con la convicción de que tenía que hacer algo para apoyar el esfuerzo de estos buenos pastores a favor de los niños, lo que se concretó con la filmación del documental “Silvestre. Pederastia clerical en Oaxaca”, del cual fui productora ejecutiva (documental completo aquí: ver). Ese fue mi grano de arena para que a inicios de este 2017 Gerardo Silvestre haya recibido una sentencia de 16 años y medio de prisión, en lo que es la primer sentencia de este tipo dictada en la historia de México (nota y texto).

Pude ver en esa ocasión que la parroquia de Telixtlahuaca no es cualquier parroquia, y que su párroco, Miguel Ángel Morelos, no era un sacerdote común y corriente. En las oficinas parroquiales cuelgan las imágenes de Cristo y la Virgen de Guadalupe, al lado de los obispos Raúl Vera, Mons. Romero y Samuel Ruiz, pero también de Fidel Castro y el Che Guevara. Recuerdo que en medio de la reunión, como en toda buena reunión oaxaqueña, el padre Miguel Ángel nos ofreció mezcal artesanal. Llegó portando una gorra verde olivo con la figura del Che Guevara bordada al frente, sirvió la bebida y cuando alguien le preguntó en tono de broma si ese mezcal podría dejar ciego a alguien, vivaracho y con una pícara sonrisa enmarcada por sus bigotes y barba estilo Ho Chi Minh respondió: “Si eres de derecha sí te quedas ciego, si eres de izquierda no”.

Hoy me enteré de que el padre Miguel Ángel Morelos García murió por la madrugada de este 27 de diciembre de 2017 en circunstancias muy penosas y en medio de una etapa más de la persecusión que en contra de este grupo desató el arzobispo de Oaxaca José Luis Chávez Botello (nota), según nos informa el padre Manuel Arias, con quien sostuvimos una charla telefónica en la que nos ofreció detalles de este triste hecho.

Arias explicó que hace poco más de una semana Morelos García cayó víctima de un mal hepático que lo incapacitó y lo obligó a guardar reposo, lo cual al parecer fue aprovechado por Chávez Botello para intentar destituirlo, en lo que los feligreses de Telixtlahuaca interpretan como una venganza por la denuncia contra Silvestre (leer).

“Es una venganza contra Miguel quererlo sacar de su parroquia y dejarlo sin ninguna protección estando enfermo, pero la gente se organizó y fue a ver al arzobispo Chávez Botello, le presentó un escrito en el que defendían al padre. El pueblo decidió sostenerlo ahí el tiempo necesario hasta que el arzobispo recapacitara y lo dejara ahí como párroco, pero con algunas mentiras el arzobispo insistió en sacarlo mandando a uno de los suyos que se presentó diciendo que nomás quería ayudar al padre, aunque después mostró un documento en el que lo nombraban administrador; el pueblo por supuesto se rebeló por esa mentira y no lo aceptó. Después intentaron otra vez el vicario general y un sacerdote entrar, pero ya el pueblo no les creyó y no los dejaron entrar”, señala Arias.

Aunque la gente organizada impidió la destitución y que el padre Morelos García fuera sacado de su parroquia, el estrés que esos intentos supusieron cobraron un alto precio, como nos explica Arias: “El padre, debido a estas presiones y por el mal que padecía, entró en un estado de gravedad del que ya no salió; duró aproximadamente seis días en ese estado hasta que hoy en la madrugada, entre 2:30 y 3:00 de la mañana terminó su vida. Llegó un momento, después de que llegaron los enviados del arzobispo, en el que dijo que él ya estaba cansado, que ya no quería más; fueron sus últimas palabras, porque de ahí entró en un estado como de depresión y de debilitamiento corporal del que ya no salió”.

El juicio de la comunidad no se hizo esperar y señala directamente hacia el arzobispado de Oaxaca, como agrega nuestro entrevistado: “La gente pues por supuesto interpreta que la causa de su muerte fue esa presión que ejercieron sobre él el arzobispo y sus enviados, y claro, pues ahora sienten mucha indignación. Es un pueblo noble, fiel, creyente, y están velándolo con mucho fervor, con mucho cariño”.

Así amplía Arias su visión de quién fue este buen pastor: “Un hombre profundamente convencido de la espiritualidad indígena, practicante de ella y muy buen pastor al servicio de sus fieles, también fue un luchador incansable de causas sociales, especialmente en 2006, fue muy querido por la gente, por el magisterio y los movimientos que estuvieron ahí, porque fue un símbolo en la ayuda humanitaria a la hora de socorrer a los que tenían necesidad de comer, darles hospedaje a los que no tenían donde dormir, y una cosa muy muy buena, cuando incluso expuso su vida para ayudar a organizar a los familiares de los presos que se habían llevado a Nayarit y que no tenían ni un solo lugar para poder reunirse, entonces él con mucha habilidad y a riesgo de su propia vida, los ayudó a meterse en su parroquia en Xoxo entonces; ahí se organizaron y de ahí partieron en lo que después sería los caminos de libertad para los presos; por eso la gente lo recuerda mucho. Después vino la lucha contra la pederastia, con la que se comprometió totalmente, y en su propio pueblo parroquial hizo muchas actividades de servicio a los pobres, de ayuda a los más desprotegidos, en fin, es un sacerdote completo, en toda la extensión de la palabra”.

Para cerrar, Manuel Arias apela al ejemplo de Miguel Angel Morelos García para advertir que el resto de los sacerdotes que le sobreviven se mantendrán firmes en su lucha contra la pederastia, la cual, nos comenta, “valía la pena hacer porque nace de nuestras más profundas convicciones espirituales, la lucha contra ese mal actual en la iglesia, tan terrible que es la pederastia. El ejemplo de Miguel Ángel es parte de lo que nosotros hemos hecho durante nuestro ministerio sacerdotal, que no es sólo encerrar el Evangelio en las sacristías, en el culto, sino como hizo Jesús, salir a los problemas de la vida diaria, sociales, económicos, de todo tipo que toquen la dignidad humana y la esperanza de los seres humanos, y yo creo que el que hayamos denunciado la pederastia ciertamente nos tiene en riesgo, porque no cesan los ataques contra nosotros, no cesan los intentos de hacernos caer en trampas con las que quieren deteriorar nuestra imagen, nuestra fama, pero yo creo que a los sacerdotes jóvenes eso les puede servir también de estímulo para buscar una vida sacerdotal mucho mejor que la nuestra, mucho más comprometida con la gente humilde, con los pobres, con las causas sociales justas, todo partiendo desde el Evangelio. Nosotros estamos firmes, nuestra firmeza de convicción ahí está, y ahí estaremos”.

Ahí estaremos también quienes desde la sociedad civil de Oaxaca y diversas partes del país nos hemos comprometido con la pelea por que no se repitan estos abominables actos.

Exigimos que se detenga la persecución en contra de estos sacerdotes, y rogamos porque el arzobispo José Luis Chávez Botello haga un análisis de conciencia y se dé cuenta que es imposible estar de lado de Dios si no se está del lado de la justicia, sobre todo cuando se trata de víctimas inocentes como son los niños indígenas de Oaxaca.

 

Cristina Sada Salinas

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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