EPN y el oro de los nuevos corsarios

 03/05/2015 - 02:30

Un presidente, su nueva esposa y toda su familia, disfrutando de agasajos en la Gran Bretaña al lado de la familia real durante una visita de Estado. La reina felicita a Enrique Peña Nieto por su éxito en las reformas que le permitirán a su otrora imperio aprovechar las grandes oportunidades que hoy se ofrecen para apropiarse de gran parte de nuestros recursos no renovables. Esto, mientras estamos por cumplir medio año de la desaparición de los 43 normalistas, caso al que el gobierno federal trató de dar “carpetazo” con un proceso opaco que arrojó conclusiones sin legitimidad.

 

Tenemos litorales con playas paradisíacas que los extranjeros de muchos países disfrutan y admiran (y ahora hasta pueden comprar), pero a la vez, más de 50 millones de mexicanos viven en condiciones de pobreza o pobreza extrema (ver), número que crece día a día.

 

Tenemos Medinas, Murats, Romeros de Champs, Moreiras, legiones de ellos, con exhibiciones de sus rápidas y espectaculares fortunas en el extranjero, con ningún peso en sus conciencias, mientras que las escuelas primarias de millones de niños mexicanos ni siquiera tienen agua potable o una infraestructura con techo y paredes.

 

El avión ordenado durante la administración de Felipe Calderón cuesta 7 mil millones de pesos y su hangar otros mil millones (licitación, ¿por qué no?, a favor del grupo Higa), mientras que se rechaza a jóvenes que aspiran a entrar a las universidades del país, y cuando logran entrar ya no son completamente gratuitas, como lo exige nuestra Constitución.

 

A la Gran Bretaña no le importan los derechos humanos, la democracia, o la corrupción mundialmente conocida del jefe de Estado mexicano, como tampoco le importan la opresión, asesinato y desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que por cierto, no son sino la punta del Iceberg de las más de 23 mil desapariciones registradas en nuestro país en los últimos años. No. Lo importante es continuar la expansión de sus inversiones en países que tengan en su subsuelo ya sea el oro dorado que ellos exhibieron en la cristalería sobre elegantes mesas adornadas con claveles mexicanos, o el oro negro.

 

Mientras les abran las puertas de par en par y les dejen cuantiosas ganancias, los ingleses, a pesar de su refinado protocolo, no han evolucionado mucho desde los tiempos en que aquellos piratas asaltaban los galeones y saqueaban puertos.

 

Licencia para matar y robar daba la corona inglesa en pasados siglos, cambiando el nombre de los asesinos rateros a “corsarios”. Es la misma licencia que le da a sus multinacionales para aprovecharse del corrupto gobierno que hoy ha decidido convertir a todo nuestros territorio en el banquete mexicano, donde el más corrupto que entregue el más fuerte moche se llevará el premio.

Imagen de cristinasc
Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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