Gandhi, el cambio social, el cambio individual y los 43

 02/02/2015 - 18:15

El texto que les comparto (tomado de emeequis), es de Iván Hoffman, y aunque es de cierta complejidad intelectual, me dio gusto encontrarme con él, ya que plantea cómo fue que Ghandi, con su gran liderazgo, logró lo que parecía imposible: liberar a la India del imperio británico a través de una revolución pacífica, teniendo como fondo algunos conceptos que yo comparto y que ya les he expresado en anteriores publicaciones.

 

  1. El cambio urgente que requiere México no va a ocurrir sólo porque cambiemos los ciudadanos y nos volvamos “buenos mexicanos”, que respetemos las leyes, etc. Si bien es cierto que no podemos predicar lo que no practicamos, no es tan cierto que con nuestro “buen” comportamiento lograremos que el régimen corrupto y opresor deje de explotarnos. A ellos, los opresores, les conviene que creamos la idea “new age” de que “si cambio yo, cambia todo a mi alrededor”, pues eso nos deja con la total responsabilidad individual sobre la opresión ejercida desde el régimen socio-político. Éste es un planteamiento simplista de: “tenemos el gobierno que nos merecemos”.

  1. Al mismo tiempo, sí es verdad que necesitamos cambiar nosotros, pues es la única forma en que podremos enfrentar a este gobierno. Necesitamos tener la fuerza interior que da el profundo anhelo de que México sea un país donde impere la justicia y desde donde cualquier mexicano tenga derecho a alimentación, techo, salud, educación y oportunidades laborales dignas. El ejemplo que nos está dando el mundo en países como España y Grecia debe inspirarnos.

  2. El cambio individual debe ir aparejado del cambio en acciones comunitarias. Necesitamos involucrarnos como CIUDADANOS ACTIVOS e íntegros para que el cambio suceda.

  1. Como el “monstruo pisa fuerte” y le molesta que se le descubran sus triquiñuelas, desaparece o mata a quienes considera incómodos para proseguir sus múltiples beneficios, por lo que si bien debemos reconocer el miedo a exponernos, hay que guardarlo en un cajón. El miedo a enfrentar al monstruo debe quedar archivado y debemos de reconocerlo si es que lo sentimos, pero, si trabajamos mucho en nuestro interior (desde la meditación, o a través de intentar seguir los pasos de Jesús, quien fue revolucionario, por ejemplo), sabremos que incluso la muerte es segura y que más vale morir por una causa justa y por defender al pueblo oprimido, que escondidos y esclavizados, ya sea en lo económico o en lo espiritual.

  1. Método y fin están inexorablemente ligados. No podemos matar al oponente porque él asesina a inocentes (como en el caso de Ayotzinapa). Nuestras armas deben de ser revolucionarias, sí, pero no armas letales que le roben la vida al contrario, y menos a policías o soldados que también son pueblo oprimido.

  1. Despegarnos de los resultados. No se vale decir: “Así ha sido siempre, ni para qué intentamos si es imposible”, o desanimarnos porque no vemos resultados inmediatos. El universo no permite que ninguna acción quede sin consecuencia. Tal vez no veamos los frutos de nuestro actuar, pero ya sembramos la semilla a favor de la verdad, de la bondad, de la justicia.

 

Que tengan un agradable descanso aquellos que hoy tienen asueto.

 

Mil bendiciones.

 

Mañana vamos rumbo a la Ciudad de México, a la primera reunión hacia una nueva Constituyente. Trabajando en varios frentes…

 

Un abrazo,

 

Cristina Sada Salinas

 

 

Gandhi, el cambio social, el cambio individual y los 43

Por Iván Hofman*

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México está viviendo tiempos trágicos. La desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa manifestó una vez más el despliegue de mecanismos represivos por parte del Estado mexicano. La sensación de urgencia que se vive hoy en la juventud mexicana va acompañada, paradójicamente, de desesperanza e impotencia.

      La idea de la necesidad del cambio individual para lograr un cambio social se ha vuelto cada vez más popular. Gandhi, que ya sostenía esta postura, veía ambos cambios integrados complejamente. Sin embargo, hoy existe una tendencia a enfatizar el cambio individual —visto como “la buena ciudadanía”—. Esta ruptura es una simplificación reduccionista de la importancia que sigue teniendo la transformación del individuo en la acción social.

      Tuve el privilegio de vivir y estudiar dos años en India, en los que fui profundamente conmovido por la filosofía política de Gandhi, la cual está enraizada en la metafísica hinduista del vedanta. Sobre todo en un mundo occidental en el que la mayoría de los actos tienden a estar dirigidos puramente hacia el exterior, el énfasis que hace Gandhi en el cambio individual para lograr transformación social puede desafiar y presentar alternativas a esa concepción.

      Al analizar los trabajos de Gandhi así como ensayos acerca de él, encontré que hay una consciente y sistemática conexión entre el vedanta y los conceptos filosóficos, políticos y económicos de Gandhi, así como en la manera en que éste los practica. Una de las grandes contribuciones de Gandhi es la búsqueda permanente por lograr desarrollar esta conexión que crea a su vez una integración teórica y práctica de aspectos que han sido fragmentados en la modernidad; por ejemplo, una integración moral e intelectual de la política y la religión.

      Mohandas Karamchand Gandhi —nacido y criado en una familia tradicional hinduista de Gujarat— estaba intensamente conmovido e influenciado por las filosofías de origen hindú.

      El hinduismo se desarrolló a partir de la síntesis de dos grandes vertientes de pensamiento; las corrientes brahmánicas (más ritualistas/sociales) y sramánicas (más personales) se fusionaron y generaron un marco pluralista que permitió la autoexaminación continua de la religión.

      En el momento de los Upanishads (vedanta) hay un énfasis claro en la concepción no-dualista (advaita) del universo, donde una noción plural de la divinidad (henoteísmo) permite la idea tanto de un dios trascendental superior, así como de uno inmanente localizado en nuestro plano individual. El Isha Upanishad ilustra esto: “Quienes ven todas las creaturas en sí mismos y a sí mismos en todas las creaturas pierden todo el miedo”. Esta unidad del “ser”, también expresada por la frase sánscrita vasudhaiva kutumbakam (“el mundo entero es una sola familia”), es un elemento crucial del hinduismo. Basado en esta negativa a la ilusión de un ser separado, emerge el concepto de que toda acción debe ser realizada sin tener un deseo por sus frutos (nishkama karma).

      Gandhi estuvo hondamente inspirado en estas dos enseñanzas durante la elaboración de su teoría política, la cual debe ser entendida dentro del marco de la relación entre medios y fines. “Darse cuenta de la existencia de Dios es verlo en todo lo que vive, darnos cuenta de nuestra unidad con toda la creación”², escribió. A diferencia de la filosofía maquiavélica, Gandhi pensaba que “hay exactamente la misma conexión inviolable entre el medio y el fin como entre la semilla y el árbol”³. Para él, el fin nunca justificaba el medio ya que no hay una real diferencia entre ambos. Weber también vio esto y le llamó racionalidad intrínseca, en contraposición con la racionalidad instrumental.

      En una carta que Gandhi le escribió a su sobrino, señala: “Emancipa tu propio ser, en tu emancipación está la emancipación de India”4. La contribución que Gandhi hace aquí es la combinación de autonomía con autocontención a través del sacrificio como un característica necesaria para conseguir la independencia (swaraj). Esto centra la acción política en un esfuerzo individual enraizado en una necesidad social.

      La idea de Gandhi del cambio individual sólo puede ser entendida de manera completa si se le considera a la par con sus ideas de satyagraha y swadeshi. Es decir, para el pacifista más conocido en el mundo, la acción política no terminaba en el cambio individual. Aunque es un comienzo decisivo, este es únicamente un paso encaminado a la resistencia pasiva o “firmeza en la verdad” (satyagraha), un mecanismo para alcanzar la verdad a través de la conversión y no la coerción “fundiendo el corazón”5 del oponente. De igual manera, el cambio individual permite alcanzar la necesaria autosuficiencia local (swadeshi), estrategia económica que “demanda el sacrificio de la utilidad por el bien de la lealtad”6.

      Por lo tanto, Gandhi ofrece un método político completo que integra ética, política y economía. Esto no debería sorprendernos, dada su visión de relaciones holísticas que el marco filosófico de medios-fines genera.

      Gandhi sugiere una interpretación creativa del pensamiento hindú tradicional en respuesta a la pérdida del universo conceptual causado por el colonialismo. Es capaz de incorporar en su pensamiento y acción una de las grandes contribuciones de la religión a nuestra existencia: la conexión entre metafísica y ética.

      Dada la dicotomía de una sociedad completamente secular o una en la que la religión es usada con fines políticos o mal interpretada en el uso de violencia o “terrorismo”, Gandhi proporciona una alternativa valiosa que trasciende esta dualidad, centrando la base del activismo social en valores éticos y religiosos.

      En un mundo globalizado se requiere entender las conexiones y aliviar las divisiones. Aunque el contexto mexicano actual y el de la India preindependiente son muy diferentes, el estudio de Gandhi puede proporcionar una alternativa relevante para comprender y afrontar la historia de matanza masiva que México está viviendo hoy.

      Esto, no obstante, solamente se puede lograr si no caemos en la idea simplificada del cambio individual como único mecanismo de transformación. Gandhi nos enseña a integrar éstas dos formas de transformación cuya separación actual deja de lado la base filosófica y espiritual. Esta es justamente la que permite trascender los límites de nuestros seres individualistas para interesarnos por la justicia y la paz mediante un modelo complejo de activismo económico y político.

      Es urgente no caer en estas disminuciones que tienden a fomentar sentimientos de impotencia en los ciudadanos.

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¹ Traducción de Eknat Easwaran. The Upanishads, 2010. EU, Jaico Books, 58 p.

² Gandhi. M.K. The Selected works of Mahatma Gandhi. Vol 5. The voice of truth, 1968. India: Navajivan Publishing House, 152 p.

³ Gandhi, M.K. Hind Swaraj and other writings, 1997. Reino Unido, Cambridge University Press, 79 p.

4 Kay Koppedrayer. Autobiography de Gandhi según los comentarios en el Bhagavad G?t?. Springer, Stable, International Journal of Hindu Studies, Vol. 6, No. 1, abril, 2002, pp. 47-73.

5 Wolpert, S. Gandhi’s Passion. The life and legacy of Mahatma Gandhi, 2001. Nueva York, EU, Oxford University Press, 67 p.

6 Thomas Weber. Gandhi’s moral economics: The sins of wealth without work and commerce without morality, en The Cambridge Companion to Gandhi, Brown, J.M y Parel, A., 2011. EU, Cambridge University Press. 142 p.

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 * Egresado del Instituto Luis Vives y del Colegio del Mundo Unido (UWC) Mahindra en India

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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