Matices vivos y cambiantes

 04/09/2015 - 00:12

He notado que algunos de mis lectores se sienten incómodos cuando en mis escritos creen percibir cambios de postura ideológica, ya sea sobre religión, política o espiritualidad. Pareciera que la mayoría preferiría que mis opiniones fueran fijas, inamovibles y radicales; que fuesen siempre en blanco y negro.

 

Lo siento. Vivo en un mundo en el que existen muchos matices entre el blanco y el negro, más de “cincuenta sombras de gris”, para decirlo en términos de moda; una escala que en ocasiones incluso se transforma en colores radiantes de alta intensidad, y a veces pierde su brillo y queda casi en penumbras.

 

Una cosa es la congruencia y otra muy distinta el dogmatismo, el cual, se los aseguro, no está entre mis defectos. Siempre estaré dispuesta a cambiar o rectificar opiniones, pero volteando a ver, eso sí, la meta fija de la justicia, la verdad y la belleza, en la difícil, abrupta y empinada cuesta de la libertad.

 

El ser por completo sincera cuando expreso una opinión en un momento dado de mi vida, no me impide opinar lo contrario cuando, gracias a nuevas evidencias, o debido a que llego a alcanzar mayor profundidad en mi reflexión, mis lecturas o el enriquecedor contacto con otros seres humanos, no me imposibilita llegar a cambiar radical, pública y abiertamente de punto de vista.

 

Esto me ha pasado y me sigue pasando en diferentes temas o ante diversos retos.

 

Fui candidata al Senado por el Movimiento Progresista y hoy no pertenezco a Morena ni apoyo a su candidato a gobernador de Nuevo León. Incluso de Andrés Manuel López Obrador, por quien tanto luché, hoy me he desencantado.

 

Durante mi campaña, la aparente contradicción representada por mi candidatura fue un tema recurrente. Primero, la gente se cuestionaba por qué una Sada-Salinas se lanzaba por la izquierda y apoyaba a López Obrador; luego, fui muy criticada por los sampetrinos, en tanto que la izquierda partidista tradicional me mostraba frialdad o abierto rechazo.

 

Tras esa experiencia escribí el libro “Perfume y Pólvora”, en el que explico no sólo las razones de mi candidatura y apoyo a Andrés, sino que narro algunas experiencias de esta breve incursión en la política partidista, que tuvo el conocido resultado de 13.5% de los votos a mi favor (histórico para la izquierda en mi estado). Además, expongo algunas de las traiciones que sufrí por parte de los partidos que me “apoyaron”, así como el mal sabor de boca que finalmente me dejó la idealización del candidato a la presidencia. Parte del libro es una breve semblanza de la ideología que heredé de mi madre, la también escritora y activista Irma Salinas Rocha.

 

El otro frente de controversia pareciera ser el de mi postura crítica con respecto a las persistentes prácticas de la iglesia católica, “a pesar de su discurso”; concretamente, en cuanto a la protección a sacerdotes pederastas. Muchos de mis lectores no ocultan su molestia por el hecho de que, al mismo tiempo que denuncio a la jerarquía vaticana, admire a personajes de la talla del padre Alejandro Solalinde, o del obispo Raúl Vera, promotor de la revolución pacífica que significa la Constituyente Ciudadana y Popular; o comparta la prosa poética y de contenido socialmente comprometido del padre Raúl Lugo; o tan siquiera me atreva a acudir a las palabras de Cristo, o a referirme simbólicamente a la Resurrección.

 

Fui educada como católica, estudié en internados de monjas y sigo considerando al Cristo histórico como uno de mis grandes referentes de exquisita y comprometida espiritualidad. ¿Qué hay más hermoso en el mundo occidental que las obras de misericordia a las que Jesús nos invitó? ¿Cómo podríamos dejar de admirar, por ejemplo, la magnífica poesía espiritual de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Ávila?

 

Para mí, la auténtica espiritualidad te lleva a buscar a Dios o a los valores absolutos si eres ateo.

 

También estudio y practico técnicas de meditación orientales que no son fáciles y requieren extensos retiros de silencio. El budismo que es ateo y al mismo tiempo tremendamente comprometido con la trascendencia me parece fascinante, y considero a Siddharta Gautama, su fundador, otro gran Maestro de la humanidad. La poesía sufí, que viene de los místicos persas, es de lo más refinado que he encontrado, y la poesía de Gibrán Jalil Gibrán me acompaña desde mi adolescencia.

 

En esta página usted encontrará opinones sinceras que no pretenden complacer a nadie, pero que se escriben con el afán de contribuir humildemente al respetuoso debate sobre algunos temas locales, nacionales o incluso, internacionales.

 

Así como en un momento apoyé a López Obrador, hoy no veo como algo sano para México que él haya decidido fundar un nuevo partido político para obtener recursos económicos del gobierno federal y así volver a lanzarse de candidato en 2018, para sin duda, debido a lo corrupto de nuestra falsa democracia, volver a fracasar; así sea porque pierda o porque le vuelvan a robar las elecciones. Su mensaje es bueno, pero su actuación no me convence más.

 

Así como apoyé a Andrés, hoy apoyo a Fernando Elizondo, quien estuvo quince años en el PAN, partido que desde hace muchos tiempo no tiene ninguna de mis simpatías.

 

Escucho a quienes en estas páginas dicen que Fernando y Jaime Rodríguez “El Bronco”, deberían unirse para intentar tumbar al asqueroso bipartidismo que yo misma trato de combatir firme y activamente desde hace ya más de tres años. ¿Lo harán? Independientemente de lo difícil de esa unión, creo que cada uno de ellos tiene serias cartas a negociar: Uno es tal vez mucho más popular, su lenguaje le llega más al pueblo, y el otro está indiscutiblemente mejor preparado para gobernar, tiene honestidad probada y amplia experiencia, lo que le permite afirmar que está dispuesto a encarcelar a los corruptos que nos han robado.

 

¿Será posible que ambos confluyan para intentar extirpar al cáncer del PRIAN de este importante estado de Nuevo León? ¿Qué haría el bipartidismo ante la amenaza de verlos unidos; una alianza como las que han hecho tantas veces a nivel federal y local? ¿Operarán como cuando el grupo más corrupto y actualmente poderoso del panismo neoleonés abandonó y traicionó a Elizondo hace seis años?

 

Me reservo el derecho a cambiar de postura y de opinión en los diferentes asuntos que aquí trate, si con ello creo acercarme más a la cúspide de la lucha hacia la transparencia, la democracia y el bienestar de todos los mexicanos. Seguirán viendo en mí estos contrastes, pero la antorcha que me alumbra es la búsqueda de la verdad y mi meta, la justicia.

 

Cristina Sada Salinas

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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