08/20/2019 - 01:34
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Nuestro economista Carlos Villarreal analiza los indicadores sobre una muy probable recesión mundial y sus repercusiones en nuestro país, con una constatación preocupante: México no tiene suficientes fortalezas para enfrentar esta eventualidad, y una buena perspectiva: podemos construir esas fortalezas.
I.- Desaceleración, recesión y crisis
¿Por qué en todo el mundo muchos medios están vaticinando una recesión global?, ¿qué indicadores hay en ese sentido?
Más que vaticinar, lo que pasa es que los indicadores están dados en términos de hechos que ya sucedieron. Ahora contamos con la información de que Inglaterra, Alemania e Italia tienen un crecimiento negativo y que China tiene un descenso fuerte en su tasa de crecimiento, y se anuncian problemas en el sector industrial de Estados Unidos, en su déficit público; éstas son claras señales que indican una desaceleración mundial.
Hablemos por ahora de desaceleración mundial.
La causa principal es la problemática del mercado global por la “guerra” entre China y Estados Unidos que estorba los mecanismos de comercio que han prevalecido por treinta o más años en la economía mundial. Antes, las economías eran más cerradas pero ahora la interdependencia comercial es total y cualquier cosa que estorbe los intercambios comerciales impacta al sector industrial.
Efectivamente hay señales de que la actual desaceleración puede volverse recesión y si se mantiene hasta fin de año la marcha negativa trimestral, entonces la desaceleración se volverá una recesión. Podríamos incluso hablar de la posibilidad de pasar a una fase de crisis. De la desaceleración pasar a la recesión y luego a la crisis.
Una crisis implicaría un golpe muy fuerte y muy catastrófico, porque aún no se recupera del todo la economía mundial de la crisis de 2008 y 2009.
Para aclarar conceptos, diremos que la desaceleración sucede cuando la economía crece un trimestre al 3 por ciento y pasa el siguiente trimestre a crecer al 1 y medio, pues se desacelera su economía; la recesión es que crezcas con signo negativo dos trimestres consecutivos y no se profundicen los efectos negativos en toda la economía; y se califica el estado de crisis en una economía cuando estos síntomas se acompañan por interrupción de pagos en el sector empresarial, por despido de la mano de obra, que el sector público no recaude lo suficiente y tenga que recurrir a deuda pública interna y externa para completar sus finanzas; entonces empieza a haber un escenario de crisis económica.
II.- No tenemos fortalezas
Ante este escenario, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades de México?, ¿qué medidas debe tomar el gobierno mexicano para enfrentar esa eventualidad?
Pienso que tenemos muy cerca la experiencia de 2008 y 2009. Analizando esos años —en los que, hay que recordar, sucedió la crisis más profunda del capitalismo global desde 1929—, México redujo su PIB casi en un 6 por ciento y fue el país más impactado a nivel mundial por la crisis de los Estados Unidos. Se derrumbó la inversión más del 30 por ciento, además de que creció el desempleo, se cayeron las exportaciones petroleras y no petroleras, se derrumbó la inversión extranjera, etcétera.
Entonces, ¿qué fortalezas tenemos como país para que no se repitan esos eventuales impactos de una crisis del tipo de 2008 y 2009?, ¿cómo no repetir los efectos del impacto de una crisis global?
La respuesta es que nosotros no tenemos construidas las fortalezas para sortear de la mejor manera los efectos negativos de una crisis global que impacte sobre todo la marcha de los Estados Unidos.
Para nosotros una crisis en Europa es en cierta medida una crisis “lejana”, pero una crisis en Estados Unidos no, pues ya sabemos que cualquier cosa que le suceda a la economía estadounidense para nosotros implica fuertes impactos. No hemos construido fortalezas, como por ejemplo, el fortalecer el mercado interno o la diversificación del comercio exterior.
¿Qué medidas se pueden tomar? Por ejemplo, el pasado jueves se tomó la medida de bajar la tasa de interés. Paradójicamente yo en enero y hasta marzo pasados, pensaba que debieron bajar la tasa, pero hoy tengo mis dudas porque ahora parece una medida defensiva, cuando en el primer trimestre hubiera sido una medida ofensiva. Es decir: bajo la tasa de interés porque veo fortalezas y que hay una posibilidad de desaceleración económica; pero hoy la bajas porque la baja Estados Unidos, con lo que se puede decir que vamos a la cola, que el Banco de México fue a la cola con esta medida.
Sea como sea, la reducción de la tasa en México además de tardía es muy marginal. 25 puntos (0.25%) significa que, si mi bono me daba 100 pesos, con la baja de 25 puntos me va a dar 97 pesos. En cambio, en Estados Unidos, que redujo también 25 puntos, está bajando de 2.25 a 2, así que si tú ganabas 100 pesos allá vas a ganar solo 90 pesos, es decir bajaste un 10 por ciento la tasa de interés, (de 2.25 a 2.00%) y en México bajaste un 3 por ciento, (de 8.25 a 8.00%).
Te aclaro que una reducción de tasas tiene efectivamente el efecto de impulsar la inversión y el consumo, pero también tiene el efecto de rebajar el atractivo de los inversionistas nacionales y extranjeros para comprar bonos en México. En este caso la reducción de Banxico impulsará muy poco lo primero, pero no creo que afecte el atractivo y eso trae como consecuencia, se puede decir, un efecto neto cero.
III.- No tenemos capacidad para sustituir exportaciones chinas a E.U., pero la podemos construir
Jesús Esquivel, corresponsal de Proceso en Washington dijo en el programa de Carmen Aristegui sobre la “guerra” China-EU: “para nuestro país tendría un efecto positivo de corto plazo… que Donald Trump dejaría de amenazar a México con los aranceles en medio de estas pláticas de reedición del acuerdo migratorio” (video).
Si Estados Unidos le deja de comprar a China, México tiene oportunidades para incrementar su comercio. La pregunta es si realmente tenemos la capacidad para suministrar los bienes que le deje de comprar a China. No estoy claro que tengamos esa capacidad, pero creo que esa capacidad se puede construir en el mediano plazo. Sería una oportunidad para la industria y algunas regiones si las autoridades mexicanas de economía se ponen las pilas para fomentar la creación de empresas o hacer que las ya existentes sustituyan los productos chinos, tanto en México como en Estados Unidos. Ahí tenemos un gran potencial industrial que no hemos sabido explotar porque no ha habido una política industrial.
Por otra parte, debo decir que no deben echarse las campanas al vuelo en el sentido de que estamos salvados de las amenazas de Donald Trump contra nuestro país. Hay que estar muy pendientes de los Estados Unidos, como ha estado el gobierno mexicano y por eso se libró muy bien la crisis de los aranceles y la migración. Creo que Andrés Manuel López Obrador ha mostrado capacidad para reaccionar.
IV.- Estamos mal todos, pero México es un país pobre
Según se señala en la columna de Enrique Quintana del pasado viernes 16 de agosto en El Financiero: “Ayer, el dato más relevante fue la caída del PIB en Alemania en el primer trimestre, de -0.1 por ciento, que se suma a la caída de -0.2 de Gran Bretaña y al 0.0 de Italia. En el conjunto de la zona euro, el crecimiento fue apenas de 0.2 por ciento, el más bajo desde 2013” (columna). ¿Qué puedes decir de estos porcentajes respecto al crecimiento de 0.1 por ciento del PIB en México, en relación a las críticas que el gobierno de AMLO recibió por anunciar este magro crecimiento como una “buena noticia”?
Estamos mal todos. Un crecimiento económico europeo como ese es malo, pero nosotros estamos más mal que ellos porque somos un país pobre, por lo que si México crece igual a Alemania, pues es peor para México que para Alemania, porque Alemania es un país económicamente poderoso con muchas reservas y activos económicos, mientras que nosotros estamos estructuralmente débiles. Tenemos aún mucha dependencia del petróleo, tenemos el 50 por ciento de la población en pobreza, tenemos grandes rezagos en la infraestructura social y económica. Cada crisis en México ha significado hasta ahora más que una oportunidad, una tragedia
Nosotros no podemos continuar creciendo a un poco más del 2 por ciento como hemos crecido en los últimos 30 años, cuando necesitamos crecer al 5 y al 6, ni siquiera al 4. En el mundo ya ha habido experiencias de 30 años de crecimiento alto y sostenido como en China y la India; es decir, necesitamos encontrar la fórmula mexicana para que la economía se reactive y se acelere, y definitivamente tiene que participar en ello la inversión privada nacional e internacional, pero más aún el debate es encontrar cómo abordar cuatro ejes fundamentales: educación, desarrollo, tecnología e inversión, y así empezar a construir el futuro.
Creo que por eso el planteamiento de asociar los esfuerzos públicos con la IP para esta etapa son inevitablemente necesarios, y creo que es muy sano además, sólo que se tiene que acompañar de políticas de carácter social, para transitar a un modelo con menos desigualdad y pobreza y así ir construyendo un país más justo.
Eso es lo mínimo a lo que puede aspirar un proyecto de izquierda, que además refuerce la idea de que es un proyecto que beneficia la economía en general, tanto para los empresarios pequeños, medianos y grandes, como para la población trabajadora. Ese tránsito se hace necesario en este sexenio para sentar las bases para el siguiente de otra manera.
No se puede poner en riesgo la economía mexicana, de ninguna manera nos podemos permitir entrar a escenarios de crisis de ningún tipo, menos a una del tipo de Argentina, donde la situación es virtualmente anarquizante, porque nos vamos directo a una crisis social.
Creo que la fórmula económica, política y social del actual gobierno va por el camino correcto, pero en lo económico, este gobierno ya tiene que empezar, en este segundo semestre, a mostrar con hechos contundentes que mitiguen la posibilidad de que la presente desaceleración pase a la fase de recesión y crisis.
Entrevista realizada por César Valdez en exclusiva para www.cristinasada.com